El desarrollo del Partido
Comunista, Marxista-Leninista, en Córdoba y por ende, el desarrollo del único
partido que actúa como tal: el PCOE, se hace cada vez más urgente. Se hace cada
vez más apremiante arrojar el testigo de la lucha de clases a quien realmente
debe empuñarlo, a quien realmente sangra en el día a día explotador que impone
el capitalismo: el proletariado. Fajarse hasta la extenuación en pos de ir
erosionando paulatinamente la superestructura que nos explota, que nos relega
al paro, que reduce nuestro poder adquisitivo, aumenta las desigualdades, los
índices de suicidio…. etc. y que está entramado por el Estado Burgués, con sus
mecanismos políticos y de represión, con el Parlamento y los Cuerpos y Fuerzas
de Seguridad del Estado como principales armas, ha de ser el objetivo
insoslayable del Partido de las masas laboriosas: “El Partido lucha por una
república proletario-campesina más democrática, en la que se supriman
radicalmente la policía y el ejército regular, y se los suplante por el
armamento general del pueblo y de la milicia popular……. En la que las
instituciones parlamentarias representativas sean sustituidas gradualmente por
los soviets de representantes del pueblo…” (Lenin).
Una sociedad nunca podrá llegar
al nivel avanzado que se sintetiza del afán teleológico de la dialéctica
histórica, sin jugar el papel que le corresponde, sin ser el protagonista de su
trabajo, de su convivencia, de sus necesidades, de sus derechos y deberes: “el
movimiento proletario es un movimiento propio de la inmensa mayoría en provecho
de la inmensa mayoría. El proletariado capa inferior de la sociedad actual, no
puede alzarse, no puede erguirse sin hacer saltar por los aires toda la
superestructura de estratos que conforman la sociedad oficial” (Marx). Así
pues, el sujeto revolucionario: el proletariado, ha de ser consciente de su
papel en la historia, es más, debe hacerse dueño de la historia hasta acabar
definitivamente con la sociedad de clases. Los movimientos burgueses intentan
reducir el papel del proletariado sosteniendo que éste ya no existe, que es
parte de una nominación obsoleta, sosteniendo que la clase trabajadora como tal
mengua y está sufriendo un proceso de desindustrialización que nos lleva a
otros sectores, así como a sobrevivir en otras formas de producción, como el
trabajo autónomo o el trabajo en el sector terciario. Pero tal y como
desarrollaremos en futuros artículos, el trabajo autónomo o enmascara un
trabajo asalariado que obliga al trabajador a correr con las cotizaciones, para
ahorro de los empresarios, o se ve tarde o temprano absorbido por los mismos.
Por su parte, muchos de los trabajos que se consideran servicios, son en
realidad, labores fabriles externalizadas mediante subcontratas, las cuales,
han de considerarse proletariado al 100%. Todo esto sin contar, además, con la
proletarización del trabajo en el campo. Ergo se demuestra que el proletariado
sigue siendo el motor de la historia y el sujeto revolucionario.
Pero no basta con ser el Sujeto
Revolucionario, hay que ser consciente
de que se es el sujeto revolucionario, para lo cual, hay que inocular la
conciencia de clase en los trabajadores y trabajadoras (el Gen Obrero), volver
a inmiscuirnos en la lucha de clase de la que hoy por hoy estamos fuera. Crear
la conciencia necesaria en los obreros y obreras es fundamental para que llegue
el fin del capitalismo, que por fin la emancipación del hombre y la mujer se
traduzca en su plenitud personal y laboral. No basta con las condiciones
objetivas. La revolución no se dará simplemente porque aumente el paro, las
manifestaciones, la pobreza y la exclusión social o porque aumenten las
contradicciones del capitalismo, todos ellos elementos indexados en las mismas:
es absolutamente necesario el despertar del proletariado.
Y para este despertar es vital el
crecimiento del Partido. Un partido Comunista, tal y como establece Francisco
Barjas, nuestro secretario general, que ha de luchar en la arena económica, sí,
buscando mejorar las condiciones de los trabajadores; ha de luchar en la arena
política, sí, donde ha de coadyuvar codo con codo para que el pueblo tenga
representación y voz en las instituciones burguesas; pero sobre todo, ha de
luchar en la arena ideológica, donde la inoculación del gen obrero, del gen de
clase abiertamente antagónico a la burguesía, será la simiente de la lucha
final.
Claro que los y las comunistas
hemos de trabajar por aumentar el salario mínimo interprofesional, contra los
despidos, contra el aumento de la exclusión social, por la sanidad, por la
educación, contra los desahucios, contra los rescates bancarios y en general
por todos los problemas que atosiguen y paupericen a los trabajadores y
trabajadoras, pero hay que buscar algo más. Únicamente el fin del Capitalismo
acabará con nuestras miserias, así que hemos de transformar un arraigado afán
economicista y político, en un afán adventicio que arraigue por encima de la
arena de los logros mediatos.
Los reformistas de Podemos, Iu y
demás casta (palabra que le gusta mucho a Pablo Iglesias) de oportunistas,
quieren surfear por la cresta de la superestructura para ofrecernos un
capitalismo amable, un capitalismo que mire hacia abajo antes de pisar firme
con su rodillo súper productivo. Quieren disminuir de forma pacífica las
ganancias del gran capital. Para ello, quieren partir de una regeneración
democrática (dentro de la democracia burguesa, claro) y para ello, además, y
valga la redundancia, buscan una concordia entre clases, maridar lo antagónico
para formar una salsa suave sobre un lecho de capitalismo y todo ello, una vez
más, dándole únicamente el voto al pueblo como arma ideológica y política. POR
QUÉ NO HABLAN DE SOCIALIZACIÓN DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN, POR QUÉ NO HABLAN
DE LA
COLECTIVIZACIÓN DE LA TIERRA, POR QUÉ NO HABLAN DE ACABAR CON LAS
CLASES, POR QUÉ NO HABLAN DE PODER EXCLUSIVAMENTE POPULAR MEDIANTE FRENTES DE
OBREROS, CAMPESINOS Y ESTUDIANTES CON FACULTAD EJECUTIVA Y LEGISLATIVA, DE QUÉ
TIENEN MIEDO: SI TANTO AMAN AL PUEBLO POR QUÉ NO HABLAN DE SU EMANCIPACIÓN.
Muy sencillo, porque ellos son
BURGUESÍA:
“Cuando la burguesía liberal
concede reformas con una mano, siempre las retira con la otra, las reduce a la
nada o las utiliza para subyugar a los obreros, para dividirlos en grupos, para
eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores. Por eso el reformismo,
incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento
de la burguesía para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La
experiencia de todos los países muestra que los obreros han salido burlados
siempre que se han confiado a los reformistas” (Lenin).
O es que Pablo Iglesias y Alberto
Garzón no nos recuerdan a Felipe González, a Tony Blair, a Barak Obama, a
Hollande, todos ellos esperanzadores y esperanzados reformistas y “salva
patrias” que iban a modernizar la democracia. Víctor Núñez, Responsable
Político del PCOE en Córdoba nos recuerda las palabras de Marx: “La historia se
repite primero como tragedia y después como farsa”. La metástasis de reformismo
que se ha dado tras la última gran crisis del sistema, viene con nariz de
payaso, frenillo, barba de dos días o melena, todo para hacer retroceder el
movimiento obrero que está desaprovechando una oportunidad única para
movilizarse y acabar con el sistema. Una vez más el capitalismo financia a esta
casta y se frota las manos.
Necesitamos al Partido Comunista.
No queremos vivir, en metáfora de Fran Barjas, en un cuerpo cancerígeno donde
se puede conseguir que funcionen bien varios órganos, gracias a la labor de
unos matasanos desclasados. Queremos un cuerpo sano y para lograrlo,
necesitamos al Partido. Todos los movimientos revisionistas que han querido
liquidar al Movimiento Comunista Internacional han relegado al partido a un
segundo plano: el Socialismo Autogestionario, el Eurocomunismo, el Trotskismo…,
todos son sofismas que no quieren la disciplina del Partido Marxista-Leninista
para imponer tesis burguesas y personalistas en sus acciones.
“He aquí la necesidad de un nuevo
partido, de un partido combativo, de un partido revolucionario, lo bastante
intrépido para conducir a los proletarios a la lucha por el Poder, lo bastante
experto para orientarse en las condiciones complejas de la situación
revolucionaria y lo bastante flexible para sortear todos y cada uno de los
escollos, que se interponen en el camino hacia sus fines. Sin un partido así,
no se puede ni pensar en el derrocamiento del imperialismo, en la conquista de
la dictadura del proletariado. Este nuevo partido es el Partido del leninismo”
(Stalin).
El PCOE está llamado a ser la
vanguardia de la clase obrera, a ser el Partido Marxista-Leninista que siendo el
referente comunista y dechado de honestidad, guíe al pueblo a su emancipación,
para mandar al capitalismo al estercolero de la historia, PORQUE NOSOTROS SÍ
CONFIAMOS EN EL PUEBLO, SÍ QUEREMOS SU PODER, SU LEGISLACIÓN, HACER SUYOS LOS
MEDIOS DE PRODUCCIÓN, LAS TIERRAS, SU PROTAGONISMO, SI QUEREMOS QUE GUÍE SU
DESTINO, SIN SALVA PATRIAS, POR ÉL MISMO, PARA ÉL MISMO, SIN TRAMPAS, SIN
MEDIAS VERDADES. Para tal labor apostamos por el desarrollo de los Frentes
Únicos del Pueblo, uniones de trabajadores y trabajadoras, jornaleros y
jornaleras y estudiantes que coadyuven, no para participar en las instituciones
burguesas, sino para reemplazarlas; que reclamen no sólo mejoras laborales y
agrarias, sino los propios medios de producción y recursos naturales; y que en
definitiva, labren su futuro mediante una educación lejos del interés burgués
para así crear generaciones no contaminadas por el neoliberalismo.
El Partido ha de estar en ese
frente y hacerse cada vez más fuerte en pos de un movimiento revolucionario
definitivo, por lo que no podemos ser buenos comunistas si únicamente
participamos en la lucha económica sin fortalecer y comprometernos con su
organización. Así que:
ÚNETE A LAS FILAS DEL
PARTIDO COMUNISTA MARXISTA-LENINISTA
ÚNETE A LAS FILAS DEL
PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL
ÚNETE A LA REVOLUCIÓN
Comité Provincial de Córdoba del Partido Comunista Obrero Español, 2 de
agosto de 2014